NO LO ENTIENDO MI PIEL SE VOLVIO SENSIBLE

POR:  Alejandra Durán Fernández
Muchas veces nos preguntamos porque cambio mi piel! y se volvió sensible, a continuación tenemos la respuesta a  pregunta tan frecuente.
La piel   se puede sensibilizar por varios motivos y en cualquier momento de la vida, desde la lactancia hasta la edad avanzada.
La piel posee una barrera protectora natural, la cual impide penetren  bacterias y sustancias nocivas hacia el cuerpo, de la misma manera reduce  la pérdida de agua y previene la deshidratación de la piel.  Este proceso permite que la piel este sana e hidratada  preservando su elasticidad y firmeza.
Si se deteriora  la barrera protectora de la piel, esto origina  que la piel se vuelva vulnerable  a irritantes externos, como bacterias, alérgenos, sustancias químicas, etc y se pueden manifestar  síntomas en la cara, el cuerpo y el cuero cabelludo , algunos de  ellos son la hinchazón, la descamación y el enrojecimiento o erupción, el picor, la tirantez y ardor.
La piel del bebé es más fina y la función de barrera es más limitada que la de los adultos, por lo que resulta mucho más sensible a influencias físicas, químicas y microbianas.
Por otro lado  cuando la piel va envejeciendo, las sustancias que son parte de la barrera natural de la piel  comienzan a escasear lo que da lugar a un desequilibrio del pH y a una mayor pérdida de agua.
El desequilibrio hormonal, que puede presentarse como resultado del estrés o de ciertos  acontecimientos como el ciclo menstrual, la pubertad , el embarazo o la menopausia  puede reducir la efectividad de la función de barrera de la piel.
Algunas personas tienen más probabilidades de presentar una piel irritada y sensible, y son las que   tienen la piel seca o dañada, presentan acné, dermatitis atópica y   algunos  problemas derivados de la hipersensibilidad de la piel como la rosácea, en estas situaciones , la piel reacciona ante los irritantes como lo son los perfumes.
Por otro lado,  las alergias o intolerancias  a algunos alimentos como a los huevos, los conservadores, los lácteos y el gluten,   que no han sido diagnosticadas y tratadas pueden originar la inflamación de la piel y erupciones.
La deshidratación, por sudoración excesiva o por falta de agua, puede también secar la piel, y ponerla en situación de sensibilidad.
Los cambios climáticos y de estación  pueden incrementar la sensibilidad cutánea. En tiempo de  frío se puede resecar la piel. La calefacción y el aire acondicionado pueden producir también este mismo efecto. En tiempo de calor  se produce sudor que se evapora dejando una sensación de sequedad en la piel.
El uso de jabones y detergentes  puede provocar un daño en la piel, eliminando los lípidos protectores de la piel y dando lugar a un desequilibrio en el pH natural de la misma.
Algunos tratamientos médicos, como la radioterapia y ciertos fármacos, pueden sensibilizar la piel de modo temporal.
QUE PODEMOS HACER PARA AYUDAR A NUESTRA PIEL SENSIBLE?
Si modificamos algunos hábitos del baño pueden ayudar a restablecer la barrera protectora de la piel, como por ejemplo  reducir la temperatura del agua, no pasar demasiado tiempo bajo la ducha, utilizar  aceites o geles  suaves  para la ducha  y secarse dando  toques suaves en  la piel. Investigaciones recientes sobre  nutrición han revelado que un aumento en la  ingesta de alimentos ricos en antioxidantes y vitamina C y bajos en hidratos de carbono y grasas saturadas, puede ayudar a que la piel  se recupere y recobre
su estado más sano. También es  conveniente atender  las alergias o intolerancias alimentarias, visitando a su médico.
El manejo del estrés puede ayudar en  la reducción de la sensibilidad cutánea.  Se recomienda realizar ejercicios y técnicas de relajación.
En cuanto al cuidado del rostro en pieles sensibles, hay que elegir  productos que contengan ingredientes  que sean emolientes y humectantes, que ayuden a evitar la pérdida de la humedad  de la piel y actúen por debajo de la superficie cutánea, estimulando los procesos regenerativos y las defensas naturales propias de la piel.
Este tipo de piel debe limpiarse con jabones muy suaves, sin detergentes,  para mantener el manto hidrolipídico de la piel y protegerla de las agresiones ambientales,  después hay que hidratar con cremas hidratantes para pieles sensibles, y por supuesto hay que utilizar una crema facial con protección solar.

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